Filosofar con la medicina

Autor: Tanur Tatz Bernardo

Fragmento

El hombre vive, en nuestros tiempos, enormes retos; el primordial, el de encontrar la razón de su existencia. Postulado que pudo escribirse desde la impresión de las primeras letras en una piedra. Es parte de la biología del ser viviente, cuando se enfrenta a la ventaja de su razonamiento, aparente fortaleza ante otros seres vivos. El humano busca respuestas, desde el principio de la historia, en individuos dotados del ingenio para transmitir ideas que marcan, a veces exquisito, a veces agresivo, su liderazgo; imagen que nos aferra a un destino, en suma, nos entretiene en la vida para sentir que nuestra presencia en este mundo tiene un objetivo. Hace 100 años, Freud, uno de esos genios que crearon un parteaguas, consideró en una supersíntesis que tener a quien amar y saber planear con un programa formal de finalidades es la estable felicidad; sin embargo, otros dejaron huella de sus pensamientos, que pertenecerán en tanto nuestra mente sepa distinguir entre pasado, presente y sentir con percepción el futuro; estudiar la Biblia, percibir lo antiguo y lo nuevo, entender a los hombres y su tiempo; profundizarse en la verdadera historia, sin prejuicios, con buena voluntad, desde el Abraham babilónico, al Cristo nuevo, al Mahoma real y etéreo, al Jehová esotérico y cabalístico, a los fenómenos metafísicos, de ilusión, de ciencia y de imaginación, es la eterna y maravillosa complejidad del organismo que, milagrosamente inimitable, funciona: cerebro y cuerpo, célula y víscera, microcosmos todavía infinitamente misteriosos con su paralelo opuesto, macrocosmos, apenas tocado después de enorme trabajo terrenal, universo escondido, reto a la ambición, nada humilde del hombre.

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2016-12-06   |   467 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 5 Núm.3. Julio-Septiembre 2016 Pags. 77-78 Rev Mex Cirug Apar Diges 2016; 5(3)