Fragmento

Existe evidencia que demuestra los beneficios de la vacunación como una de las medidas sanitarias más exitosas. En la historia de la vacunación se ha logrado la erradicación de la viruela y algunas otras enfermedades están en vías de erradicación, como la poliomielitis. El éxito de la vacunación se traduce en incontables vidas salvadas, se estima que gracias a la vacunación se previenen unos 2.5 millones de fallecimientos cada año.¹ A pesar de los extenuantes esfuerzos realizados en el ámbito global para dar cumplimiento a los esquemas de vacunación en su totalidad y continuar con la tarea de prevenir la morbimortalidad asociada, la vacunación incompleta continúa siendo un reto que merece nuestra atención. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) documentó el estado de inequidad de salud en el mundo, presentando cómo existe un menor cumplimiento de los esquemas de vacunación entre las poblaciones más pobres y con menor educación de cada país, y en algunos aún hay diferencias claras de género con diferencias mayores al 10% entre niños y niñas. Esta desigualdad también es patente entre poblaciones rurales y urbanas, así como entre ricos y pobres.² Los niños con patologías crónicas representan otra población vulnerable dentro de esta inequidad, como lo informan Vázquez y colaboradores en su artículo publicado en esta revista.³ Ésta es la razón por la cual la OMS, entre otros organismos internacionales, tiene como una de sus prioridades la cobertura de la vacunación universal.

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2018-04-12   |   352 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 38 Núm.1. Enero-Marzo 2018 Pags. 5 Enf Inf Microbiol 2018; 38(1)