Vivir la medicina.

La muerte del abuelo 

Autor: Gamba Ayala Gerardo

Fragmento

Han pasado varios años, pero lo recuerdo vívidamente. Fue un viernes por la tarde cuando me llamó mi madre para decirme: dice Jorge (Oseguera) que tu abuelo tiene una neumonía. ¿Qué hacemos? - Déjame ir a visitarlo y te digo, le contesté. Era una de esas noches lluviosas y en el camino hacia su casa fui recordando su casi inexistente historia clínica. Hombre sano toda la vida. Genes envidiables. Su madre sana murió a los 95 años una mañana cuando llegó del mercado y se recostó a descansar. Su hermano Mario murió como a los 70 años de un infarto del miocardio, ya que era fumador intenso. Una de sus hermanas se suicidó en un cuadro depresivo. Las otras dos llegaron a los 100 años. A una de ellas me parece que se le olvidó morirse. El abuelo desde la juventud fumaba uno o dos cigarrillos al día. Lo dejó por ahí de los 70 años. Disfrutaba un buen whiskey o tequila, pero nunca lo vimos ni tantito pasado de copas. Jugó por años frontón, a lo que le siguió el golf. Todo con moderación decía y así vivió una vida plena. Jugaba dominó con maestría. Cuando los perdedores daban pocos puntos decía: un punto, ¡y la mano! A los 90 años se compró un carrito para el golf, porque decía que ya se cansaba en los 18 hoyos. Manejó su automóvil hasta los 92 años.

Palabras clave:

2014-08-25   |   608 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 66 Núm.3. Mayo-Junio 2014 Pags. 207-209 Rev Invest Clin 2014; 66(3)