El examen de la virginidad plantea muchas interrogantes

Autor: Karchmer Krivitzky Samuel

Fragmento

Estimado lector, imagínese a Sekai (nombre ficticio), adolescente de 16 años de edad que vive en un área de Zimbabwe, África, donde se hacen exámenes para comprobar la virginidad de las jovencitas. Le llega el turno a Sekai para examinarse. Una anciana le pide que se acueste y abra las piernas, y luego le introduce en la vagina un dedo –dedo que ya ha insertado en las partes íntimas de otras jovencitas ese día– para determinar si todavía es virgen. ¿Cómo cree usted que se siente Sekai? Lamentablemente, la práctica del examen de la virginidad ha revivido en el transcurso de los años; la gente alega que éste protege su identidad africana, su cultura. Diversos grupos –a veces tribus, iglesias o familias– realizan el examen de la virginidad en Malawi, Sudáfrica, Swazilandia, Zimbabwe y otros países africanos. El examen puede efectuarse en niñas de hasta 5 años de edad. Si se determina que una niña no es virgen, el precio que un hombre paga por ella como comprometida será mucho más inferior al estipulado, o se puede negar a casarse con ella. Aunque el hombre acceda a casarse, la niña y su familia a menudo son objeto de deshonra y burla.

Palabras clave:

2015-04-24   |   351 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 21 Núm.129. Enero-Enero 2014 Pags. 3-4 GINECO 2014; 21(129)