Panorama de las enfermedades transmisibles en Colombia desde la perspectiva del Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021.

Autores: Castañeda Hernández Diana M., Rodríguez Morales Alfonso J

Fragmento

Las enfermedades transmisibles en Colombia han demostrado históricamente diferentes comportamientos, debido a inequidades sociales y condiciones precarias de saneamiento básico, entre otros factores que han dado lugar a altas tasas de morbimortalidad poblacional. Colombia adoptó el Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021 (PDSP), mediante resolución número 1841 (2013) del Ministerio de Salud, apostando políticamente por la equidad en salud, entendida como: «ausencia de diferencias en salud entre grupos sociales consideradas innecesarias, evitables e injustas». Esto implica que la equidad sanitaria se logra cuando todos alcanzan su potencial de salud independientemente de sus condiciones culturales y socioeconómicas. El PDSP es producto del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, y busca reducir la inequidad en salud, planteando 3 objetivos para lograrlo, avanzar hacia la garantía del goce efectivo del derecho a la salud, mejorar las condiciones de vida que modifican la situación de salud y disminuyen la carga de enfermedad existente y no tolerarla mortalidad, la morbilidad y las discapacidades evitables, para alcanzar mayor equidad en salud y desarrollo humano sostenible, construir capital humano y disminuir vulnerabilidades sociales, incorporando políticas nacionales e internacionales dirigidas a grupos poblacionales como niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas mayores, mujeres víctimas de maltrato y otras clases de violencia de género, víctimas del conflicto, personas con discapacidad y grupos étnicos. Cuenta con 8 dimensiones prioritarias, que incluyen la vida saludable y enfermedades transmisibles (VSET), entre otras, cada una a su vez con objetivos, estrategias, metas e indicadores.

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2017-03-31   |   232 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 19 Núm.4. Octubre-Diciembre 2015 Pags. 141-143 Infectio 2015; 19(4)