El Quijote y la psiquiatría o el elogio de la locura

Autor: Quijano Narezo Manuel

Fragmento

Es perfectamente sabido y aceptado que la Celestina, la alcahueta, Don Juan de Mañara, el seductor, Hamlet, el indeciso, Otelo, el celoso o Werther, el romántico y varios otros personajes de la gran literatura, entre ellos mi ancestro Don Alonso Quijano, el Bueno, transformado en loco idealista, se convirtieron en símbolos, en paradigmas de características humanas reales, casi más que reales, y sus nombres son utilizados para designar inequívocamente esos caracteres. Y todos ellos han sido abusivamente analizados e interpretados por toda clase de críticos, psicólogos, politólogos, aficionados a la biotipología, directores de cine o teatro y muchos más. Probablemente no existe libro profano que haya suscitado mayor derroche de tinta de imprenta que el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, para que glosadores, analistas, comentadores y hasta psiquiatras viertan interpretaciones, alusiones ocultas, fantasías peregrinas o respetuosas y sensatas opiniones entusiastas. Lo cual es perfectamente explicable ya que nadie deja de considerarlo el mejor libro escrito en lengua castellana, elegante, lleno de “donosura” (para emplear un término de su momento), que exalta los más nobles ideales, saturado de filosofía práctica y cuya forma expresiva alcanza los más elevados límites.

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2003-05-13   |   1,304 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 46 Núm.1. Enero-Febrero 2003 Pags. 3-4. Rev Fac Med UNAM 2003; 46(1)