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Los que hemos tratado con enfermos de lepra hemos visto, o al menos así me ha tocado, que ante los ataques son individuos sanos los que salen en su defensa, médicos, misioneros, trabajadores sociales, etc. y prácticamente no suelen ser los enfermos mismos los que repelen las agresiones. Es posible que sea cierto temor a la pena de saberse diagnosticados de padecer el mal o el recuerdo del trato dado a los enfermos en épocas ancestrales, las escenas de la película Ben Hur, en fin haber sufrido el rechazo o el miedo de llegar a padecerlo. Sin embargo, una de las Stories o Hawai de Jack London se refiere a Koolau el leproso, en donde es él quien organiza a los otros enfermos y lleva a cabo la resistencia ante el ataque de la policía y el ejército para sacarlos de su hábitat y llevarlos a Molokai. Él había sido capataz en un gran rancho ganadero y al saberse enfermo se refugió con otros en el Valle de Kalalau, en la isla de Kawai, en muchos aspectos paradisíaco y de difícil acceso. Para llegar al mismo había que escalar 700 metros, por un sendero sólo accesible a las cabras, pero que uno de los enfermos, Kiloliana, conocía al dedillo. Ante la inminente llegada de la policía y el ejército, Koolau los arengó diciéndoles que ellos no eran culpables de su enfermedad, que algunos de los misioneros (protestantes) que habían llegado para promover a Dios también promovían el ron y mediante artimañas se habían apoderado de todo en las islas. A ellas trajeron a los coolies de China para explotar los plantíos de caña y con ellos llegó el mal asiático. Ahora, ni siquiera les permitían ser autosuficientes y libres, alejados del resto de la población, sino que deseaban meterlos en la prisión de Molokai. Lo apoyó en su arenga Kapalei que tenía preparación y había sido juez. Cuando llegaron los policías y el ejército, los enfermos al verlos verdaderamente los cazaron en su trayecto, ya que para ascender tenían que sortear un estrecho risco, en donde los diezmaron uno por uno. También hubo bajas entre la resistencia, entre ellos Kiloliana. Como la toma se hacía difícil, trajeron cañones y otras armas. La resistencia del grupo duró 7 días, al final de los cuales los sobrevivientes se rindieron excepto Koolau, quien había disparado tanto su máuser que por la falta de sensibilidad sufrió quemaduras, en lo que le quedaba de dedos. Lo persiguieron 6 semanas pero se escondió entre la maleza del valle que conocía muy bien y subsistió dos años al final de los cuales, sintiéndose mal, buscó un rincón tranquilo en una cueva y abrazando su máuser murió solo. Creo que el relato de London tiene una parte de fantasía, pero mucho de verdad porque así eran los episodios que se vivían en las islas a fines del siglo XIX y principios del XX. Llegó a tener problemas con sus amigos de Hawai por publicar relatos que ponían en entredicho a los gobernantes y a los ricos de las islas. A él, así como a Robert Louis Stevenson y a James A. Michener, los acusaron de que con sus publicaciones evitaban, que aumentara el turismo. A mí me ha parecido interesante el episodio, ya que no son muchas las experiencias en que uno de los enfermos, organice una aguerrida defensa.

Palabras clave: Lepra Koolau.

2003-06-25   |   1,157 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 12 Núm.1. Enero-Abril 2003 Pags. 49. Rev Cent Dermatol Pascua 2003; 12(1)