Carta al editor

Completo

La docencia universitaria representa el ejercicio cotidiano en la preparación universitaria de profesionistas. Los profesores trasmiten conocimientos, revelan su experiencia y su conocimiento acumulado. Los alumnos asimilan dichos conocimientos de forma teórico-práctica, y se ejercitan en la reflexión deductiva. El conocimiento no se adquiere formulando preguntas inductivas, sino con formulas preestablecidas que es necesario dominar, es decir, los alumnos se habilitan a través de ejercicios académicos sujetos a reglas de operación. Este método tradicional en una universidad de masas, tiene el inconveniente de convertir el discurso científico en un cuerpo de doctrinas, en un pensamiento mecanicista ligado a resultados prácticos pecuniarios y desarraigar en gran parte del estudiantado el contenido humano y racional del conocimiento científico. Además tiende a fortalecer los valores de individualidad radical e indiferencia del mundo, se elitiza y procura ligarse a la estructura del poder. ¿Existe un medio para evitarlo? Nuestra respuesta es que sí, a través del fortalecimiento de la investigación científica. En efecto, la investigación científica en las universidades, ejerce otras funciones, además de la principal, la producción de nuevo conocimiento. La investigación científica parte de premisas, que podemos dividir en dos líneas. Las que derivan del estado previo a la investigación, ligadas por completo al ejercicio de la racionalidad y el pensamiento inductivo-deductivo y las que no son propiamente de carácter científico, entre los que podemos mencionar la ética de responsabilidad, el nivel de conciencia humana y social y el sentido de solidaridad. Estas premisas están siempre presentes en el conocimiento científico y no son exclusividad sólo de las ciencias sociales, si bien en ellas se expresan abiertamente. La investigación científica requiere aplicar en todo momento la regla básica de poner en duda todo el saber, o dicho en otros términos, aceptar que lo que ignoramos es más amplio que lo que sabemos y que la ciencia es autocorrectiva. Los docentes que hayan vivido la experiencia de la investigación estarán más sensibilizados y capacitados para la formación de científicos y consecuentemente, los jóvenes entrarán en contacto con ideas y teorías que competirán por expresar mejor la estructura y un determinado comportamiento del mundo real. Sus mentes se harán abiertas, críticas, propositivas y generosas. El conocimiento científico es, históricamente hablando, un logro universal. No tiene otra patria que la humanidad. No tiene otro destino que el bien común. Es bueno recordarlo en estas épocas de crisis económicas que han derivado en crisis de valores. En otros términos, para que la ciencia y la docencia se fundan en un mismo propósito, habrá que mantener por un lado la dignidad de Diógenes (el filósofo) ante Alejandro (el poder), cuando éste pregunta "¿qué puedo hacer por ti?" y Diógenes responde... apártate, porque me tapas el sol".

R López-Villegas, CL Vallejos Medic, A Reyes Xicotencatl, R Estrada Domínguez Facultad de Medicina, Universidad de Puebla.

Palabras clave: .

2003-07-16   |   659 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 46 Núm.4. Julio-Agosto 2003 Pags. 173. Rev Fac Med UNAM 2003; 46(4)