Metástasis al esqueleto

Fragmento

En nuestros sistemas de atención institucional es usual que el médico esté obligado a “leer”, “interpretar” radiografías en las que importa diagnosticar neoplasias malignas, que se han diseminado e implantado en el esqueleto. El médico, aun cuando no tenga antecedentes de la existencia de un cáncer primario, debe reconocerlas, y más si es radiólogo. La detección resulta de mayor importancia que la “ratificación” de un diagnóstico en sospecha.1,2 El “cáncer” debe ser sospechado ante algunos síntomas o signos y la atención pronta y a veces urgente ofrece la única oportunidad de curación2; por contraparte, detectar metástasis, obliga a no hacer gastos inútiles, ni desperdiciar recursos. Los tumores malignos se extienden por vía linfática en el 72 al 87% de los casos pero pueden seguir otras vías; cuando se diseminan por la circulación, se detiene en determinados sitios, “filtros electivos”: si la vía principal es el sistema porta, el hígado es el primer filtro y el esqueleto ocupa el cuarto lugar ; si es la vena cava el primer filtro es el pulmón y el segundo el esqueleto; si el sistema de las venas pulmonares, el primer filtro es el esqueleto y el hígado.

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2003-09-10   |   935 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 41 Núm.5. Septiembre-Octubre 1998 Pags. 215-217. Rev Fac Med UNAM 1998; 41(5)