Evolución de la cirugía endoscópica en las instituciones de salud

Ensayo... julio del 2002 

Autor: Pérez Castro y Vázquez Jorge Alfonso

Fragmento

Hace 12 años inició la larga carrera de la cirugía endoscópica, creo que pocos sabíamos todo lo que acontecería con la llegada de esta nueva técnica de abordaje y solución de muchos problemas quirúrgicos, nos envolvimos y absorbimos en aprender la técnica, en dominarla, en transmitirla algunos, otros en transformarla, unos más en mejorarla, otros más en explotarla, pero muy pocos en predecir lo que podría pasar y corregir desde su inicio, con mente proactiva, prever los defectos y vicios en los que habríamos de caer. Se requirió y así inició, que los interesados en este desarrollo compraran sus equipos e insumos, para poder realizar la técnica que iniciaba, el médico armaba y desarmaba el equipo, lavaba sus utensilios, los esterilizaba (en el mejor de los casos) o simplemente lo sumergíamos en un líquido que se redescubrió (glutaraldehído) y que nos daba la confianza suficiente para usar aquello que 10 minutos antes se había depositado en ese recipiente, para realizar la técnica quirúrgica, además el mismo médico daba consulta, programaba a más pacientes, a los cuales les daba una imagen diferente de su tratamiento, los ingresaba, desde luego los operaba y veía asombrado la evolución y los resultados todavía sorprendentes, de este tipo de técnica que fue convenciendo a propios y extraños (aún hay detractores que fortalecen a los que estamos en este desarrollo), los daba de alta y allí se cerraba el círculo de trabajo, que fue rebasando poco a poco a muchos de los que obligadamente colaboraban, tal es el caso de los anestesiólogos, que en un inicio se negaban a participar en esos actos que no entendían o no querían comprender, pero hubo adeptos que ayudaron a vencer la resistencia y se sumaron, no sin algunos resquemores, al esfuerzo y movimiento que esta técnica generaba.

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2004-03-08   |   1,003 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 3 Núm.3. Julio-Septiembre 2002 Pags. 94-96 Rev Mex Cir Endoscop 2002; 3(3)