Autor: Quijano Narezo Manuel
En algún editorial de años pasados me ocupé del mimetismo en los animales (y en el hombre), diciendo que es una forma de la lucha por la vida; para engañar al agresor o para engañar a la posible presa; para disimularse y desaparecer o para anunciarse y parecer feroz y peligroso; camuflaje o intimidación. En el hombre existe también, ha existido desde siempre, con peculiaridades como la tendencia al disfraz, los tatuajes, el invento de mitos y el enigmático deseo de metamorfosis. Se repite a menudo que la alquimia medieval es el embrión de la moderna ciencia química, pero Jung afirma que debe considerarse más bien como el embrión de la psicología porque el simbolismo alquímico –muy relacionado con la filosofía–, expresaba más bien el deseo de la transformación de la psique. La alquimia no era “retortas y crisoles”, se buscaba no oro sino la piedra filosofal. El secreto tras el cual andaban era la transformación de la personalidad mediante la unión de la conciencia y la inconsciencia, de las partes nobles e innobles del alma.
Palabras clave: Mimetismo disfraz.
2004-03-08 | 1,289 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 47 Núm.2. Marzo-Abril 2004 Pags. 53-54 Rev Fac Med UNAM 2004; 47(2)