Fragmento

La idea de que un buen médico no puede serlo si no está impregnado de una cultura general es algo evidente y muy conocido. Así lo afirma la sentencia que dice: "el que sólo sabe medicina, ni medicina sabe", para también, de paso, comenzar con el primer aforismo. La fuerza que muchas veces tiene una idea, un pensamiento, cuando es capaz de resumir y transmitir en apretada síntesis lo que pudieran llegar a ser cientos de páginas, donde, además, en muchas ocasiones, se logra hacerlo con una belleza trascendental, es algo que resulta indescriptible. El pensamiento martiano es un verdadero ejemplo de lo que señalamos y aunque no es el objetivo principal de este trabajo, no desaprovecharemos la oportunidad para hacerles llegar algunos. Por otra parte, la fuerza imaginativa que puede transmitirnos en muchas ocasiones una oración, por breve que sea, es increíble. Un verdadero ejemplo lo constituye la obra literaria "El Viejo y el Mar", del escritor norteamericano Ernest Hemingway, donde no solamente las oraciones, sino las palabras, quedan situadas en su riguroso sitio, transparentes, reunidos en un conjunto luminoso que llega a la pureza. En esta obra, dolorosa, desgarradora, terrible, humana, digna y ¿por qué no? optimista historia del viejo luchando contra los tiburones en alta mar, en un combate tan cruel -parafraseando la canción- y donde al finalizar la novela, cuando aparecen unos turistas que ven el bote con el esqueleto del tiburón y preguntan lo que aquello significaba, aparece la idea del camarero que los acompañaba donde "quería explicarles lo que había sucedido" y que nos hace venir a nuestra mente, todo lo ocurrido hasta entonces.

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2004-07-14   |   868 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 12 Núm.2. Abril-Junio 1996 Pags. Rev Cubana Med Gen Integr 1996; 12(2)