La muerte de Don Miro

Autor: Gómez Leal Alvaro

Fragmento

La ciudad tiene un clima muy extremoso. En el verano con frecuencia se observan temperaturas de 40oC a la sombra, y el calor es muy seco. Por eso todo el que puede se consigue una casa en el campo, de ser posible con alberca, y se refugia en ella los fines de semana de la temporada calurosa, que dura alrededor de cinco meses, de mayo a septiembre. El doctor Basilio Villarreal había adquirido un pequeño terreno (40 × 80 m) y en él había logrado reunir una alberca (6 × 12), una casa (6 × 10) y un cuarto de triques (4 × 4). La propiedad quedaba al oriente de la ciudad, cercana a un arroyo, y disponía de agua en abundancia, tanto para la noria como para el pozo artesiano. Estaba cerca del pueblo de San Miguel y por eso le sentaba llamarse Villa de San Michele II (como la del doctor Axel Munthe, en la isla de Capri). Basilio no tenía quien le cuidara “el rancho”. Por lo general contrataba un hombre de la región, empleado en alguna fábrica de los alrededores, el cual, por una paga equivalente a un día y medio por semana, en sus ratos libres mantenía el terreno limpio de hierbas, regaba los árboles y llenaba la alberca. Pero no vivía allí, de tal manera que la mayor parte de la semana la villa se quedaba sola; la chiquillada de las rancherías cercanas se colaba para nadar, y no era raro que ocasionaran algún daño. Para remediar esa situación, Basilio necesitaba contratar un hombre de planta, de tiempo completo. Pero no podía. A pesar de que su esposa era muy ahorrativa y de que sus hijos mayores estudiaban en escuelas del gobierno, su economía no tenía la suficiente holgura (estaba comprando entonces, en abonos, una casa en la ciudad y un automóvil) y todos los gastos extras tenía que verlos con cuidado. Lo que había conseguido juntar en su propiedad campestre era reflejo de periodos afortunados de su práctica privada (también trabajaba en el Seguro Social, como médico general, cuatro horas diarias).

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2004-08-16   |   981 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.23. Abril-Junio 2004 Pags. 157-159 Med Univer 2004; 6(23)