Editorial

Autor: Grego Samra Elías

Completo

Día a día, cada uno, un día, con el que realmente contamos, en el que realmente vivimos o dejamos pasar a veces, con o sin felicidad. La cruz de la felicidad la proporciona el equilibrio entre cuatro componentes que son: el trabajo, el esparcimiento, Dios y la familia. Cuando uno de los brazos está recargado se rompe el equilibrio y la felicidad desaparece. Incontables personas han dado igual número de definiciones, que si el dinero, el sexo, las drogas, el trabajo, las vacaciones, la búsqueda del Todopoderoso, tal vez la familia, la madre, los hijos, etc. Hay un refrán que dice “La felicidad está tan lejos como la punta de la nariz”, dando a entender que ahí está, sólo que no la vemos, tal vez sea que queramos que alguien nos diga que ahí esta. La naturaleza humana siempre ha sido insaciable, recién se cubrieron los cuerpos cuando se empezaron a cargar bultos, con el tiempo se hcieron bolsas para poder poner en ella cosas, al no ser suficientes se hicieron casas, después graneros y al existir las monedas se hicieron los bancos que guardaban los dineros, eso es sólo una muestra que nos permite ver que desde siempre queremos más y más. Encontramos que la felicidad es como un árbol recién nacido que hay que regar sin excederse para no pudrirlo, ni tampoco como para matarlo de sed, hay que regarlo con mesura, cuidarle de las lluvias y el sol fuerte, ni poco ni demasiado. Todos hemos visto la cara de las personas que en verdad son felices, aunque no se ha demostrado, transpiran felicidad por sus poros y su semblante es de satisfacción; hacen el bien sin mirar a quien, y sobre todo hacen a otros lo que quieren para ellos mismos, para así tener esa paz que dibuja una sonrisa de agradecimiento al Creador por todo lo recibido. Dr. Elías Grego Samra Editor

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2004-10-19   |   635 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 53 Núm.5. Septiembre-Octubre 1996 Pags. 227 Rev ADM 1996; LIII(5)