El consentimiento informado:

Autor: Fernández del Castillo Sánchez Carlos

Fragmento

La medicina es la ciencia de la salud. Es la ciencia de la defensa, el fomento y la restitución de la salud de la persona y de los habitantes de una familia, de una comunidad, de un país, en suma, de toda la humanidad. Este concepto para mí es muy importante. No es fácil comprenderlo y practicarlo porque la imagen del médico y la imagen del enfermo crean de inmediato la necesidad de tener que curar a alguien. El ejercicio de la medicina se expresa con más testimonio cuando un enfermo se ha curado por las acertadas atenciones de su médico, sobre todo cuando la enferme dad estaba haciendo sufrir intensamente a una persona y un médico o un cirujano lo curó. Eso lo comprueba el propio paciente porque asegura que ya se curó, que ya no sufre, que ya está sano; lo comprueban también los allegados al enfermo que lo han estado viendo sufrir y se han solidarizado con él y comprueban, aseguran y difunden que ese doctor lo curó. Así podría yo citar muchos ejemplos que son los que consideran que la medicina está para restituir la salud. La etiología de numerosas enfermedades es debida a la pobreza, la riqueza, a los malos hábitos y la mala conducta de las personas. Veamos algunas muestras: la mala alimentación por defecto o por exceso; la desnutrición por pobreza es aterradora; uno se horroriza saber que cada día, cada hora, tal vez hasta cada minuto se muere alguien en el mundo porque no tienen ni un trocito de pan para comer y en contraste la obesidad y sus arriesgadas consecuencias también cotidianamente cobran muchas vidas; ahí están los diabéticos, los hipertensos, los que sufren gota, los que padecen ateroesclerosis, insuficiencias vasculares, pérdida de la autoestima, en fin, es una realidad que amenaza severamente la salud de los pueblos. La riqueza expone a dañar mucho a las personas porque los ricos se pueden convertir en egoístas, soberbios, prepotentes, proclives a la promiscuidad sexual, avaros, injustos, explotadores. Los malos hábitos acaban enfermando hasta la persona más sana; allí están el tabaquismo, el alcoholismo, la drogadicción, solo por mencionar unas cuantas muestras. La mala conducta como puede ser la promiscuidad sexual ya mencionada, la homosexualidad y otros vicios de la conducta sexual como la prostitución y las enfermedades venéreas; la procreación irresponsable; el fraude, el robo, la mentira, la calumnia etcétera. Una mala conducta es contaminar los alimentos, el agua, el aire, en fin la contaminación ecológica.

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2004-10-20   |   1,166 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 13 Núm.31. Julio-Agosto 2004 Pags. 11-13 Rev CONAMED 2004; 9(3)