El papel de las técnicas de biología molecular en el diagnóstico y control de tuberculosis

Autores: Loera Castañeda Verónica, Sánchez Corona José, Morán Moguel María Cristina

Fragmento

Contexto histórico A la tuberculosis (TB) se le conoce como una de las enfermedades más antiguas que han afectado a la humanidad. Se han encontrado datos de TB espinal en momias de Egipto que datan desde 2,400 años a.C. Alrededor del año 460 a.C, Hipócrates identifica a la “phtisis” (término acuñado por los griegos) como enfermedad contagiosa de consecuencia por lo general fatal. Sylvius en 1702, identificó las lesiones pulmonares o “tubérculos” como cambios consistentes y característicos en pulmones y otros órganos de los pacientes con TB. En 1720 el físico Inglés Benjamin Marten fue el primero en aseverar en su publicación “ A New Theory of Consumption”, que la TB puede ser causada por “diminutas criaturas vivientes”, las cuales pueden introducirse en el cuerpo generando las lesiones y los síntomas de la enfermedad. El botánico Hermann Brehmer, en 1854 concluye su tesis doctoral titulada “Tuberculosis is a Curable Disease”, producto de estudios que realizó después de padecer la enfermedad y haber sanado. La etiología de la TB fue discutida hasta el descubrimiento del bacilo tuberculoso por Robert Koch en 1852, que aunado a la mejora en las condiciones socioeconómicas y el aislamiento del paciente tuberculoso en hospi-tales, representó un impacto importante en la epidemiología mundial de la TB en la primera mitad del siglo XX. En 1895 otro gran avance fue el descubrimiento de la radiación por Wilhelm-Konrad von Róntgen, herramienta importante para el seguimiento de los pacientes con TB y posteriormente el descubrimiento de las bases para la vacuna a partir del Bacilo de Calmette y Guerin (BCG) por parte de Calmette y Guerin, la cual se distribuye ampliamente en nuestros días.1

Palabras clave: Historia tuberculosis

2004-11-12   |   1,428 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 139 Núm.3. Mayo-Junio 2003 Pags. 288-290. Gac Méd Méx 2003; 139(3)