Fragmento

En un mundo de cambios, en donde la tecnología parece haber desplazado a la clínica, el médico sigue añorando la época de la soberanía de la mirada clínica. Pensamiento cuyo auge tuvo lugar en el siglo XIX. La clínica puede considerarse el último bastión de la corriente denominada Holismo, escuela que explica al todo por la suma de sus partes y “algo más”. Sin embargo, la medicina actual, con sus grandes avances tecnológicos, es justo la contraparte, el Reduccionismo, corriente filosófica irreconciliable con el Holismo, que postula que a los fenómenos percibidos se les debe reducir a principios fundamentales siempre y cuando se puedan probar. Llevar lo complejo a lo simple. Esto es, a la explicación última. Así las cosas, los clínicos nos enfrentamos a un monstruo de dos cabezas: por un lado, sumamos todas las partes sin perder la visión de que existe algo más, aunque no sea demostrable en ese momento; y por otro, la abundante tecnología nos exige descomponer el todo a datos, imágenes o números, que reducen a una dicotomía nuestro ejercicio: ¿lo tiene o no?

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2004-11-17   |   1,949 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 136 Núm.3. Mayo-Junio 2000 Pags. 289-291 Gac Méd Méx 2000; 136(3)