La validación de los signos clínicos

Autor: Lifshitz Guinzberg Alberto

Fragmento

La tradición europea, particularmente la francesa, nos legó una gran cantidad de signos clínicos cuya propuesta proviene de la observación individual de que se relacionan, aparentemente, con ciertas enfermedades. Así, el signo de Giordano se relacionó con la pielonefritis, el de Murphy con la colecistitis, el Curvosier-Terrier con el cáncer de páncreas, etc. La medicina clínica ha progresado en la teoría de la significación, en la que un síntoma o un conjunto de ellos permiten suponer la existencia de una determinada enfermedad, ya sea con base en sus vínculos fisiopatológicos o simplemente en la impresión de que existe una correlación estadística con ciertas enfermedades. El asunto se ha mostrado más complejo de lo que parecía, en tanto que los signos han resultado inespecíficos (es decir que el mismo síntoma se vincula con varias enfermedades) y las enfermedades mismas tienen muy amplias variaciones clínicas, algunas de las cuales producen ciertos síntomas y otras no. En los últimos años del siglo XX se fue desarrollando una metodología para evaluar las pruebas diagnósticas, que originalmente se aplicó sólo a pruebas de laboratorio o imagen, pero que se fue extendiendo a las maniobras clínicas. Hoy en día, cada uno de los viejos signos puede someterse a una evaluación estadística para conocer su sensibilidad, especificidad, valores de predicción, etc., que permitan validar su utilidad o, por el contrario, justificar que se desechen. Un estadístico útil es el llamado “likelihood ratio” (LR), que se podría traducir como “relación de probabilidad”, aunque tendría el riesgo de confundirse con el término “probability”. Se define como “la probabilidad de que un determinado procedimiento o maniobra ocurra en un paciente con la enfermedad, comparado con la de que el mismo resultado se encuentre en un paciente sin la enfermedad”, y aunque su interpretación depende de la prevalencia, permite dar valor a la prueba en el terreno de la clínica cotidiana.

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2004-12-14   |   8,750 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.2. Marzo-Abril 2002 Pags. 65-66 Med Int Mex 2002; 18(2)