Las enfermedades crónicas

Autor: Lifshitz Guinzberg Alberto

Fragmento

Como brazo eferente de la transición epidemiológica, ha surgido un numeroso subconjunto de enfermos que, a diferencia de los que pueden recuperar su salud mediante las intervenciones apropiadas, tienen que convivir con su padecimiento lo que les resta de vida. Al identificarse a la medicina interna como la especialidad que atiende las enfermedades de alta prevalencia en los adultos, y al surgir disciplinas que van menguando un tanto el campo del internista, como ocurre con la especialidad en cuidados intensivos o en urgencias, se va delineando como una auténtica tendencia de la práctica de la medicina interna la atención de pacientes con enfermedades crónicas predominantemente. La diferencia entre una enfermedad aguda y una crónica no es sólo la duración de los síntomas, pues traen aparejados algunos atributos que las hacen distintas. La mayoría de los médicos hemos sido formados en el modelo de la enfermedad aguda, el que también se ubica preponderantemente en las expectativas de la sociedad. Este modelo se resume en tres momentos: 1) un sujeto previamente sano pierde la salud de manera más o menos súbita y acude al médico; 2) éste interviene y 3) el paciente recupera la salud previa en un plazo relativamente breve. La intervención del médico es fundamental, pues una prescripción oportuna o una maniobra terapéutica apropiada no sólo restituyen la salud perdida, sino que evitan complicaciones y secuelas. El pensamiento médico se centra en tres elementos: cómo se llama la enfermedad (diagnóstico nosológico), qué probabilidades tiene de recuperarse (pronóstico) y qué tengo yo que hacer para lograr esta recuperación (tratamiento). En la enfermedad crónica la situación es diferente.

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2005-01-10   |   1,967 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.4. Julio-Agosto 2002 Pags. 202-203 Med Int Mex 2002; 18(4)