El análisis experimental de la conducta y otras ciencias

Autor: Rodríguez Martínez Antonio

Fragmento

El desconocimiento de las leyes elementales de la conducta permite que el intercambio verbal, a veces hasta científico, resulte solamente una divertida charla. No está mal, si se reconoce, que la discusión ha sido sólo un pasatiempo del cual poco o nada serio habrá de resultar. Sin embargo, numerosas consejas sociales, reglas y prejuicios, nacen de intercambios verbales de ese tipo. Son frecuentemente resultado de inferencias imaginadas influidas por el mentalismo tradicional que tanto gusta al humano y al cual se encuentra recientemente adherido. Es además norma social aceptada que cada individuo puede pensar como él quiera y además expresarlo así. Esa norma mantiene a la conducta verbal dentro de una “prudencia apropiada”, es decir, aun cuando alguien esté en desacuerdo con lo dicho, considera que quien lo dijo está en su derecho. En la circunstancia anterior toman parte unas “variables disposicionales” que pueden no corresponder a la veracidad o falsedad de lo discutido, sino a la emotividad resultante de lo que se ha dicho. Con frecuencia los participantes en la plática o discusión incorporan un concepto que parece conferir más apoyo a determinado argumento. Este concepto es el llamado “convicción”. Cuando alguien lo usa para respaldar su argumento, lo pone como una barrera infranqueable que, o se acepta, o se pone fin a la discusión. Lo anterior sucede con mayor frecuencia de lo que imaginamos.

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2005-04-28   |   985 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 48 Núm.3. Mayo-Junio 2005 Pags. 95-96 Rev Fac Med UNAM 2005; 48(3)