Los errores médicos.

Primera parte 

Autor: Lifshitz Guinzberg Alberto

Fragmento

No existe paradoja más singular que la de los médicos provocando muertes o produciendo daños, especialmente si consideramos que su misión y su responsabilidad social son precisamente las contrarias. Sin embargo, no cabe duda que los profesionales de la medicina podemos ser agentes etiológicos de enfermedad y muerte, y al parecer con suficiente patogenicidad y virulencia como para reflexionar sobre ello, aun reconociendo que lo hacemos de manera involuntaria. La práctica de la medicina conlleva el riesgo de provocar daños, incluso en las mejores circunstancias y con los mayores cuidados. La adopción literal del primum non nocere, uno de los imperativos ancestrales, conduce tan sólo a una parálisis operativa, pues admitiendo que la obligación primaria es no dañar se puede llegar al extremo de no actuar. Muchos médicos se han retirado de la profesión precisamente porque les intimida el riesgo de producir daños involuntarios –en los que el médico es la segunda víctima– y el de las consecuentes demandas y reclamaciones.

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2005-09-07   |   809 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 3 Núm.10. Junio 2005 Pags. 11-14 Dol Clin Ter 2005; III(10)