El retorno de la Neurología y la Psiquiatría a la Neuropsiquiatría

Autor: Escobar Izquierdo Alfonso

Fragmento

En los años 40 del siglo XX, se produjo una escisión en la especialidad médica de la Neuropsiquiatría. Aduciendo que hasta ese entonces no existían tratamientos racionales para las enfermedades mentales y que, en cambio, sí los había para enfermedades consideradas puramente neurológicas, se dividió la especialidad en Neurología y Psiquiatría. Creo conveniente señalar que, a mi juicio, otro factor que condujo a que se tomase esa decisión, fue el hecho de que, en el caso de las enfermedades mentales, éstas carecían de medios terapéuticos con base científica y, al mismo tiempo, ocurrió la expansión del psicoanálisis freudiano y la medicina psicosomática, métodos útiles para el tratamiento de las neurosis y del estrés, pero que se aplicaron extensamente en el caso de las psicosis. Efectivamente, hasta antes de los años 50 del siglo pasado, las enfermedades mentales, sobre todo las psicosis, sólo eran entidades validadas por el diagnóstico clínico y para las que solamente existían los choques eléctricos y el coma insulínico, métodos sin una base sólida que explicase el por qué de su aplicación y basados solamente en el empirismo y observación de casos en los que aparecían mejoría o curación ocasionales. En cambio, las enfermedades neurológicas, la epilepsia, la más común hasta la fecha actual, y la neurosífilis, enfermedad muy frecuente en los años 40 y 50, contaban ya con tratamientos efectivos, científicamente basados; los fármacos anticonvulsivantes, la difenilhidantoína para citar sólo uno, y la penicilina, antibiótico capaz de eliminar al treponema pálido, causa de la sífilis, fármacos que si no curaban a los pacientes epilépticos sí producían mejoría evidente al controlar los ataques epilépticos, o bien la enfermedad infecciosa desaparecía y solamente quedaban las secuelas correspondientes.

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2006-01-19   |   1,084 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2005 Pags. 478-479 Rev Mex Neuroci 2005; 6(6)