Autores: González Olvera Jorge Julio, Heinze MartÃn Gerardo
La neurocirugÃa ha sido practicada desde tiempos remotos (varios milenios) para aliviar el sufrimiento de algunos seres humanos que no tenÃan opción alguna con los tratamientos utilizados en su época. El abordaje neuroquirúrgico para los trastornos mentales implica indudablemente problemas éticos y sociales que deberán ser considerados antes de llevar a cabo cualquier procedimiento de esta Ãndole. El tratamiento convencional de la mayorÃa de las enfermedades psiquiátricas se basa en una combinación de farmacoterapia y psicoterapia. Sin embargo, existen algunos pacientes con padecimientos crónicos y muy severos que a pesar de recibir este tipo de tratamientos no presentan mejorÃa significativa, y cuya condición de discapacidad persiste, aun habiendo agotado todos los recursos terapéuticos habituales. Los avances cientÃficos y tecnológicos recientes en el área de las neurociencias han permitido un conocimiento mucho más profundo y detallado de la fisiopatologÃa y de los complejos procesos cognoscitivos involucrados en los diferentes padecimientos psiquiátricos. La resonancia magnética funcional, la tomografÃa por emisión de fotón único (SPECT), la tomografÃa por emisión de positrones, entre otras, han hecho posible una aplicación más precisa y efectiva de nuevas formas de intervención, entre las que se cuentan las neuroquirúrgicas. Para algunos de estos casos de cronicidad y severidad extremas y con pobre respuesta al tratamiento, los procedimientos neuroquirúrgicos juegan un papel importante en el tratamiento de un pequeño número de pacientes seleccionados cuidadosamente. Los tres principales trastornos psiquiátricos refractarios que pueden beneficiarse de la neurocirugÃa moderna son: los trastornos de ansiedad, obsesivos compulsivos y depresión crónica.
2006-04-18 | 1,024 visitas | Evalua este artÃculo 0 valoraciones
Vol. 29 Núm.1. Enero-Febrero 2006 Pags. 1-2 Salud Ment 2006; 29(1)