El viejo de ayer

Autor: Lozano Cardoso Arturo

Fragmento

La ancianidad se ha convertido en los últimos cien años en un problema social muy importante. La sociedad no estaba acostumbrada a un porcentaje de población de viejos tan alta y además cada día, continúa creciendo. En la antigüedad no existían cuidados para la salud de los viejos y la asistencia social era escasa, puesto que casi no existían éstos y mucho menos existía una convivencia trigeneracional. Fuentes históricas. Las comunidades no históricas en sus etapas más primitivas del hombre se desconocen, así como sus costumbres y formas de vida. Es hasta un poco más de 100 años que existen escritos realizados por antropólogos. Lo que se puede adelantar, es que la vida en sus comienzos era muy difícil, literalmente al borde de un mínimo vital. Eran nómadas en su inicio, en esas condiciones, la vida no favorecía la supervivencia de los viejos. La extrema pobreza de las comunidades conducía a la imprevisión: no era posible pensar en el futuro, sólo el presente. La historia de la vejez ofrece numerosas ambigüedades y rompecabezas por el tratamiento de estos hechos a través de los historiadores, cronistas y hasta novelistas del pasado, es hasta el S. XVII en donde aparecen los historiadores que, entre otras cosas, son varones. Cuando se refieren a los viejos entienden siempre a los ancianos hombres, la información de que se dispone no es muy amplia, o sea, es bastante reducida y es, más aún, porque solamente se trata de la mitad de las personas viejas (hombres y mujeres). Existe otra ambigüedad en las referencias sobre los viejos. Se citan a los gobernadores o autoridades como si sólo hubiera viejos de clases privilegiadas.

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2006-05-26   |   459 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 49 Núm.1. Enero-Febrero 2006 Pags. 41-42 Rev Fac Med UNAM 2006; 49(1)