Helicobacter pylori y la patogénesis de la gastritis y la úlcera

Premio Nobel en Medicina y Fisiología 

Autor: Bravo Luis Eduardo

Fragmento

Las hazañas trascendentales alcanzadas por la gastroenterología en los últimos cien años han sido merecedoras de tres premios Nobel de Medicina y apreciadas por millones de pacientes con úlcera alrededor del mundo. En 1904 Pavlov es premiado por describir los mecanismos neuro-reflejos de la secreción del ácido clorhídrico y en 1988 el equipo de Black por el descubrimiento de los antagonistas de los receptores H2 de histamina. De manera inesperada Marshall y Warren, dos investigadores clínicos australianos reciben el Premio Nobel en el año 2005 por encontrar que el Helicobacter pylori está relacionado con la patogénesis de la gastritis y úlcera péptica. Las investigaciones posteriores a los descubrimientos de Pavlov complementan el conocimiento de la fisiología gástrica al describir los componentes hormonales (gastrina) y humorales (histamina) de la secreción gástrica. Se propone que la úlcera péptica es consecuencia del exceso de ácido clorhídrico en el estómago y el planteamiento realizado por Schwartz en 1910 guiará el tratamiento de la úlcera péptica durante muchos años. Sin ácido no hay úlcera. La cirugía con sus diversas técnicas de vagotomía no logra el control de la úlcera péptica. Este fracaso impulsa a los farmacólogos a profundizar en el conocimiento de los mecanismos de control hormonal y humoral de la secreción gástrica. Como resultado se desarrollan los medicamentos que bloquean los receptores H2 expresados por las células parietales del estómago, los cuales al ser activados, inducen a las células a producir ácido. Es irónico que Sir James W. Black ganara el Premio Nobel de Medicina en 1988 por el descubrimiento de estos receptores. Su trabajo preparó el camino para el desarrollo de los bloqueadores H2 de histamina y los inhibidores de la bomba de protones. Tales drogas cambiaron el manejo de la enfermedad y finalmente la cirugía quedó limitada a los casos de perforación gástrica. De todas maneras, estos tratamientos tampoco enfrentan los mecanismos causales de la úlcera y el enfoque terapéutico continúa siendo exclusivamente sintomático. Como consecuencia, las recaídas continuaron frecuentes con necesidad de tratamiento de soporte prolongado muchas veces de por vida.

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2006-10-13   |   1,120 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 37 Núm.3. Julio-Septiembre 2006 Pags. 175 Colomb Med 2006; 37(3)