Ronda Clínica y Epidemiológica

Autores: Osío Uribe Óscar, Zuleta Tobón John Jairo

Fragmento

¿Para qué sirven y cómo se leen los artículos de pruebas diagnósticas? “Las impresiones mentales son de cuatro tipos: cosas que son lo que parecen ser; o no lo son y no parecen serlo; o lo son y no parecen serlo; o no lo son, aunque parecen serlo. Es misión del hombre sabio tomar la decisión correcta en todos los casos”. Epicteto I-II d. C. “El criterio más importante para determinar la utilidad de una prueba diagnóstica es saber si le proporcionará al clínico información más allá de la que está disponible por otros medios y si este nuevo conocimiento llevará a cambios que beneficien finalmente al paciente”. Un tratamiento médico efectivo usualmente depende de la precisión con la cual el médico tratante haga el diagnóstico de la enfermedad o condición que afecta a su paciente. El diagnóstico médico (dia: a través de, gnosis: conocimiento) es un proceso imperfecto que resulta en una probabilidad, más que en una certeza absoluta de haber logrado establecer la verdad acerca de la condición que padece el paciente. La mayoría de las veces el clínico aplica las pruebas diagnósticas en un intento de tomar decisiones idóneas, contando con una información insuficiente o falseada. No podemos limitar las denominadas pruebas diagnósticas (PD) al espacio de las que se hacen en los laboratorios clínicos, pues ellas, realmente, abarcan aspectos muy amplios, tales como los relacionados con la observación que hace el médico de la ausencia o presencia de signos y síntomas de una enfermedad, la práctica de maniobras semiológicas, una tinción especial de un corte histológico, la lectura de una radiografía o de una resonancia nuclear, cambios en potenciales eléctricos, la estimación por ultrasonido de una fracción de eyección, la aplicación de un cuestionario o de unos criterios diagnósticos, etc. La esencia de la práctica de la medicina diagnóstica es el aprendizaje de cuándo se debe aplicar cada elemento de la historia, del examen físico y de la tecnología diagnóstica, además de aprender a ejercer la profesión con la incertidumbre residual que, a pesar del esfuerzo médico, no se logra eliminar del todo. Después de conocer el informe de una PD, el clínico casi nunca sabrá con absoluta certeza si, como en la frase de Epicteto, se trataba de un resultado verdadero o falso, positivo o negativo.

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2006-10-19   |   941 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 19 Núm.3. Septiembre 2006 Pags. 305-315 IATREIA 2006; 19(3)