Fragmento

Las academias surgieron en Italia al comienzo del movimiento renacentista. Los trabajos de éstas eran de alcance enciclopédico. La primera academia científica, Academia dei Lincei o Academia de los Linces, se constituyó en Roma el 17 de agosto de 1603 por iniciativa de cuatro jóvenes: tres naturalistas y un médico. Años después se incorporaron a dicha academia distinguidos científicos como Giambattista de la Porta, interventor de la cámara oscura (1610), y el propio Galileo (1611). La Academia de los Linces patrocinó la edición del compendio de los apuntes del protomédico Francisco Hernández, elaborado en Madrid por el médico italiano Antonio Nardo Recchi. Otras academias le siguieron en Italia y en ciertos países europeos. Así, la florentina “Academia del Cimento” i.e. Academia de la prueba rigurosa, de inspiración galileana, establecida en 1657 por impulso del príncipe Leopoldo de Medici. A su vez, en 1662 fue reconocida oficialmente la Royal Society de Londres, que tenía una orientación empírica y, en 1666, se estableció en París la Académie Royale des sciences, seguidora de la senda cortesiana i.e. mecanicista. Tales corporaciones, que aspiraban a ser centros de intercambio de información e ideas, prepararon el camino para las academias de los siglos XVIII y XIX.

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2006-12-19   |   3,208 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 71 Núm.127. Abril-Junio 2006 Pags. 102-103 Rev Inst Med Su 2006; LXXI(127)