Recomendaciones para el manejo de cicatrices hipertróficas y queloides

Autores: Prado S Arturo, Andrades C Patricio, Benítez S Susana

Fragmento

Introducción El desarrollo filogenético estudia los rasgos comunes y diferenciales entre los distintos grupos de animales anteriores o posteriores de la evolución. Desde este punto de vista, el ser humano y su sistema nervioso central aparecen como los más desarrollados evolutivamente. Sin embargo, el hombre ha perdido la capacidad de regenerar tejido dañado y ha adquirido solo la capacidad de repararlo mediante una cicatriz. Esto se ha intentado explicar diciendo que la cicatrización se ha desarrollado filogenéticamente para optimizar su rapidez y prevenir condiciones de riesgo vital. Actualmente la teoría más reconocida afirma que el privilegio de la función ha elevado al máximo la complejidad arquitectónica y de los procesos involucrados que hace casi imposible la eventualidad de la regeneración en el hombre. Así entonces, debemos conformarnos con una cicatriz, la cual puede tener profundas repercusiones funcionales, cosméticas y psicosociales. El tejido cicatrizal produce cambios en la arquitectura cutánea que determinan características que lo hacen distinto a la piel circundante en cuanto a color, grosor, elasticidad, textura y grado de contracción. Son estos los elementos clínicos que hacen de estas “marcas permanentes” algo notorio, inestético y muchas veces deformante.

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2007-01-26   |   1,905 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 58 Núm.2. Marzo-Abril 2006 Pags. 78-88 Rev Chil Cir 2006; 58(2)