Fragmento

Si bien es cierto que la medicina no puede, por sí misma, brindar todos los elementos necesarios para mantener la salud de la población, no hay duda de que su contribución es trascendente para alcanzar ese logro. En mi criterio, este es un concepto muy importante, ya que uno de los riesgos en los momentos actuales, tan críticos en la asistencia sanitaria y en la profesión médica, es suponer que los médicos poco tenemos que ver con esa disciplina y por ende, que muy poco es lo que podemos hacer. Esta actitud es errónea y podría llevar a un mayor deterioro en la salud de la población y de los valores de nuestra profesión. Creo que las múltiples medidas que habitualmente se ponen en práctica en el cuidado de la salud reiteran vicios crónicos, tales como el estar teñidas por los intereses de los políticos de turno, la falta de una planificación a largo plazo, medidas coyunturales pero no de fondo y la ausencia de una interacción con los médicos asistenciales. Creo firmemente que debemos ser protagonistas, no espectadores y bregar sin claudicaciones por una mayor coordinación entre la organización de la salud pública y la medicina asistencial, participando en los problemas sanitarios con mayor énfasis. Para lograr este objetivo deberíamos, inicialmente, implementar estrategias en los foros médicos y luego tratarlas en los ámbitos estatales, que tienen a su cargo el cuidado de la salud de la población. A mi juicio, hay al menos tres aspectos, seguramente entre varios más, que podríamos encarar.

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2007-09-07   |   758 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 98 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2000 Pags. 400-401 Arch Argent Pediatr 2000; 98(6)