De profetas, santos (Mateo y Marcos) y trasplantes de médula ósea en niños

Autores: Ruiz Argüelles Guillermo José, Gómez Almaguer David

Fragmento

Hace ocho años, en 1999, en el Hospital Universitario de Monterrey y la Clínica Ruiz de Puebla, comenzamos a realizar trasplantes de médula ósea (TMO) empleando un método de acondicionamiento no ablativo novedoso, basado en otros que se habían empleado con anterioridad en Houston por Giralt y col. y en Jerusalén por Slavin y col. Históricamente, el desarrollo del TMO se había basado en el empleo de quimioterapia mieloablativa a dosis altas o de radioterapia con tres objetivos: a) erradicar la enfermedad subyacente; b) crear espacio en la médula ósea del receptor para células totipotenciales hematopoyéticas (CTH) entrantes y c) suprimir el sistema inmune del receptor para evitar el rechazo de las CTH de donador. Ahora sabemos que las dos primeras aseveraciones son erróneas. Para el control de algunas neoplasias, es importante lograr injertos duraderos de linfocitos, más que producir mieloablación grave. En la actualidad, es bien conocido que el efecto antitumoral de la enfermedad del injerto contra huésped (EICH) inducida por aloinjertos de CTH es el responsable del control de ciertas enfermedades malignas y que las CTH crean su propio espacio en la médula ósea del receptor medular a través de reacciones del EICH. Ahora estamos aprendiendo que ciertas enfermedades malignas son más susceptibles que otras para el efecto de injerto contra tumor, por ejemplo: la leucemia mieloide crónica es sustancialmente más sensible para este efecto que la leucemia linfoblástica aguda, siendo éste probablemente una de las razones de las diferencias en los resultados obtenidos en individuos alotrasplantados por estas enfermedades.

Palabras clave: Médula osea trasplantes quimioterapia mieloablativa.

2007-09-27   |   1,934 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 64 Núm.3. Mayo-Junio 2007 Pags. 139-142 Bol Med Hosp Infant Mex 2007; 64(3)