Fragmento

Sólo unos pocos años después de aparecer en el escenario mundial, Internet se caracterizó por ser un espacio donde se podía obtener información sobre prácticamente cualquier tema, y ello propició un vertiginoso incremento de su popularidad. A pesar de ese favorable impacto, y como parte de un proceso paulatino y creciente, la visión de un usuario-receptor que va al Web sólo a obtener información previamente colocada por un administrador-emisor , comenzó a resultar poco menos que obsoleta. De esta forma, aparecieron nuevas herramientas que posibilitaron la entronización de una cultura caracterizada por la posibilidad de que los usuarios, a la par que obtenían información, también podían agregar aquella que consideraban útil para los demás, por lo que el usuario-receptor pasó a ser simultáneamente un usuario-emisor. Este movimiento conceptual se ha considerado como una nueva era en el Web, por lo que a la situación de los años anteriores se le comenzó a llamar Web 1.0, mientras que a la nueva cultura participativa, con su atuendo de herramientas facilitadoras, se le ha denominado Web 2.0. De esta forma, se enfatiza en el hecho de que hemos traspasado un umbral hacia la complejidad, a partir del cual la participación de los miembros de la red cobra un significado verdaderamente trascendente. Cuando indaguen sobre el tema, comprobarán que hay toda una controversia internacional sobre la legitimidad o no de esta nueva denominación, así como sobre el origen comercial que puede haber tenido el asunto. Particularmente, creo que esto no tiene la mayor importancia para quienes resultamos beneficiarios de los resultados, porque finalmente estos son los que cuentan.

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2007-10-03   |   646 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 15 Núm.5. Mayo 2007 Pags. Acimed 2007; 15(5)