Fragmento

En los últimos tiempos, el clínico se ha visto envuelto en la revolución tecnológica, y en muchas ocasiones, es el que interpreta la información obtenida de fuentes auxiliares, si no es que la acepta incondicionalmente; y en el mejor de los casos, le asigna un valor, encasilla esta información en el diagnóstico nosológico menos inverosímil, y selecciona un tratamiento prefabricado. A la medicina clínica nacida y desarrollada en el siglo pasado y durante el nuestro; la está sustituyendo rápidamente una medicina “para-clínica”, cuyo costo crece en razón inversa del contacto humano, progresivamente eliminado. Entre los dos fundamentos, clínico y para-clínico del diagnóstico médico, se desarrolla lo que podría llamarse el gran desequilibrio de la actuación médica moderna: por un lado, la parte del hombre subestimado y descuidado, y por otra, la de la máquina privilegiada e idolatrada. Ese desequilibrio es tanto más nefasto cuanto fue, los exámenes complementarios no son infalibles, y sobre todo que ninguno de ellos permite necesariamente, facilitar la práctica clínica. Se puede establecer como axioma que el único substituto de un examen clínico desfalleciente es un examen clínico bien hecho, siendo una quimera peligrosa el diagnóstico por presión de un botón.

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2007-10-19   |   4,477 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 14 Núm.88. Marzo-Abril 2007 Pags. 3-5 GINECO 2007; 14(88)