Oncólogos sin fronteras

Autor: Gerson Cwilich Raquel

Resumen

La verdadera felicidad -consideraban los cínicos-, no se obtiene con la riqueza en objetos; ésta se alcanza precisamente cuando no se requiere de absolutamente nada material para ser feliz. Diógenes, discípulo de Antístenes, fue el más connotado de esta escuela; vivía dentro de un tonel, y todas sus posesiones consistían en una arpilla, un bastón, una bolsa para colocar los mendrugos de pan que le obsequiaban y una lámpara para iluminarse en la noche y en ocasiones, decía él, para poder encontrar la verdad. Su actitud ante la vida era simple y su sabiduría tan reconocida, que en una ocasión quiso conocerlo personalmente. Alejandro Magno, quien al verlo tan pobre le preguntó si era posible proporcionarle alguna cosa. Desde luego que sí, le respondió el filósofo, “proporcióneme su excelencia un poco de espacio porque me está tapando el sol”. En nuestros días, sin embargo, el concepto de cinismo está representado por la incredulidad ante la sinceridad; por la insensibilidad ante el sufrimiento de otro ser humano. Iniciado por un valiente grupo de médicos franceses, Medecins sans Frontiers, en respuesta a la enorme presión popular que se desencadenó por la pandemia del SIDA y el astronómico precio de los antirretrovirales, el gobierno de Sudáfrica y enseguida los regímenes de Brasil y la India, decidieron exigir de los fabricantes un precio mucho más bajo en estos cócteles de medicamentos que les permitiera hacer frente a la crisis política que por este motivo enfrentaban. En África del Sur, el porcentaje de la población infectada era el más alto del mundo y los políticos no se sentían seguros en sus puestos sin ofrecer cuanto antes una respuesta satisfactoria.

Palabras clave: Diógenes cinismo felicidad SIDA Medecins sand Frontiers.

2008-03-11   |   1,018 visitas   |   Evalua este artículo 1 valoraciones

Vol. 6 Núm.5. Septiembre-Octubre 2007 Pags. 115 Gamo 2007; 6(5)