El secreto médico:

realidad o falacia 

Autor: Karchmer Krivitzky Samuel

Fragmento

Nada más comprometido que el secreto médico con el paso del tiempo. «Todo lo que yo vea u oiga en mi trato con los hombres –decía Hipócrates en su juramento–, ya sea en el ejercicio de ministerio o fuera de él, y que no deba ser revelado, lo mantendré secreto mirándolo como una cosa sagrada». Con él todos los médicos, de todos los tiempos, aceptaron eso como una obligación sagrada, equiparándolo con el secreto de confesión. De sacerdocio a sacerdocio, el laico de la medicina no se sentirá ni menos noble ni menos obligado que el religioso, en punto a guardar el secreto de los enfermos. Las leyes de casi todos los países reconocieron y respetaron la obligación del médico como una forma de respetar el derecho del enfermo para confiarse cabalmente, so pena de sufrir las consecuencias en su salud física o mental, orillando con su silencio o sus reservas, a errores en el diagnóstico o en el tratamiento. Después vinieron las restricciones al secreto impuesto por la ley, en casos de delitos del orden común, y vinieron con ellas los conflictos. Los médicos, en ocasiones, prefirieron violar la ley y sufrir las consecuencias, cuando en su conciencia, por las condiciones en que les fue confiado, ese secreto debía conservarse.

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2008-05-08   |   1,919 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 15 Núm.94. Marzo-Abril 2008 Pags. 3-4 GINECO 2008; 15(94)