Fragmento

Durante la organización de las conferencias del pasado IX Simposio de Investigaciones de la Facultad de Salud de la Universidad del Valle, cuyo eje central fue «la ética en la investigación», se propuso el tema del fraude científico dentro de la agenda del certamen. Sin embargo, al buscar un conferencista experto en este campo, fue frustrante descubrir el escaso conocimiento sobre el tema que impera en el medio científico colombiano. Así, pues, la mejor respuesta fue: «hay algunos personajes expertos en fraude, pero ninguno conocedor en cómo prevenirlo o manejarlo». El fraude científico es sin duda la conducta que mayor rechazo genera entre la comunidad científica. Las descripciones de los casos informados en la literatura se caracterizan por la capacidad y la creatividad de las personas para el fraude, lo cual sorprende y aterra por los graves alcances que estas faltas pueden tener. Luego de leer el análisis desde varios enfoques y revisar los múltiples ejemplos que describió el sociólogo Freeland en su obra Anatomía del Fraude Científico1, se comprende que es necesario que las revistas médicas tomen una posición más activa en este tema, con el propósito de fomentar una conducta ética en los investigadores y que desanime a todas las personas que se sientan tentadas a cometer un fraude editorial (este libro se recomienda como parte de los cursos de integridad científica).

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2008-06-05   |   741 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 39 Núm.1. Enero-Marzo 2008 Pags. 5-6. Colomb Med 2008; 39(1)