Autores: Perea Martínez Arturo, López-Portillo Lourdes, Bárcena Sobrino Eugenia, Greenawalt Rodríguez Sydney, Caballero Robles Teresita del Rosario, Carbajal Rodríguez Luis, Rodríguez Herrera Raymundo, et al
La obesidad es una entidad clínica presente en todos los campos de la medicina. Como motivo de consulta y más frecuentemente como una condición asociada a otro motivo de asistencia a los servicios de salud, no suele considerarse como una razón más de evaluación clínica, por lo que no es correctamente diagnosticada y por ende tampoco es tratada. La experiencia que durante décadas se ha documentado en los EE.UU. y en otras regiones del mundo, establece una realidad contundente: es un problema de salud pública universal, de costo invaluable, difícil resolución y consecuencias graves. Con la misma contundencia, se puede decir que los esfuerzos para su control han fracasado. Así, el problema ha persistido, se ha extendido a toda la población de ese país incluyendo a los niños y adolescentes; su prevalencia aumentó a más del triple de la de la década de 1970 hasta el final del siglo XX. Este comportamiento epidemiológico de la enfermedad, indica que las políticas y programas creados y puestos en función para contrarrestarla distan de obtener resultados deseables. Recientemente el llamado modelo continuo de prevención y esquemas de resolución terapéutica propuesto por la American Academy of Pediatrics, ofrece un esquema más integral para conocer su génesis y los puntos de partida para su atención, comparado con otras propuestas. El modelo incluye al paciente, la familia y a los profesionales, además ubica y establece la importancia de los contextos en los que se mueven todos los actores, enfocando la intervención de forma sustantiva en la nutrición, el nivel de actividad física y la contención o modificación de conductas de riesgo en cada uno de los componentes que determinan la dinámica del esquema. En México igual que en otras partes del mundo, el comportamiento de la epidemia de obesidad, muestra la necesidad de un modelo de asistencia integral, que entre otras cosas se caracterice por ser viable, replicable y adaptable en cualquier nivel de atención para la salud. El objeto de esta publicación es proponer algunas estrategias que se apoyan en bases científicas, que han sido depuradas y analizadas por los autores del presente estudio, haciéndolas simples y fáciles de reproducir en los diferentes ambientes laborales de los lectores, es el objetivo de esta publicación. La premisa de esta ruta de atención a la obesidad, define un camino en el cual se particulariza el abordaje y tratamiento integral para cada individuo y cada familia. Sin embargo, en general, existen dos puntos que deben desarrollarse en el programa de asistencia, prevención y tratamiento: a. Para el paciente y su familia. Es indispensable incrementar la actividad física cotidiana y adoptar una alimentación adecuada en calorías, reducida en grasas saturadas y en azúcares refinados. b. Por parte de los profesionales. Deben reforzar la conducta de los pacientes mediante consejos y motivación profesionales. En este último punto, los médicos de primer contacto, educadores, padres de familia y en general todas las personas involucradas en la salud y óptimo desarrollo de los niños, desempeñan un papel muy importante en la promoción y ejercicio de medidas preventivas, de identificación y tratamiento de esta enfermedad y la comorbilidad que condiciona.
2009-04-23 | 2,427 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 30 Núm.1. Enero-Febrero 2009 Pags. 54-68 Acta Pediatr Méx 2009; 30(1)