Palabras del Doctor

Hernando Gonzalez Montoya 
Fragmento

Enero 20 de 2009 Hoy, cuando la Facultad de Medicina de la Universidad de Manizales me concede el honor de este hermoso y cálido homenaje, con el que se cierra la elipse de mi tránsito por los predios de la docencia universitaria, y más o menos cercano el momento en que se cierra la elipse más amplia de mi existencia, siento el imperioso mandato de mi gratitud hacia las personas e instituciones que fueron determinantes en mi vida y quiero hacerles partícipes de este homenaje, así sea póstumamente en algunos de los casos. Mis coordenadas cartesianas existenciales son: Pereira, 28 de diciembre de 1923 y se iniciaron en un bello hogar pobre, honrado y trabajador. Aprendí a leer y a escribir y las cuatro operaciones aritméticas al lado amoroso de mi padre, quien pese a que le tocó trabajar en los socavones de las minas de Marmato desde cuando sólo tenia 7 años de edad y sólo asistió a la escuela primaria, se preocupó por la educación propia y la de sus hijos. Fue un autodidacta, leía la prensa todas las noches, pedía libros prestados y bien recuerdo que se matriculó en cursos de matemáticas en las llamadas Escuelas Internacionales, que eran instituciones a distancia por correspondencia. Los cuadernillos de geometría, trigonometría, tablas de logaritmos, etc., que le enviaban para el estudio fueron invaluables en mi bachillerato. La honradez de mi padre, su inteligencia, su carácter, su concepto de la dignidad, su amor al trabajo y al estudio, su manejo adecuado de la ironía y su excelente sentido del humor permitieron que fuera una persona querida por todo el mundo, ricos y pobres del pueblo de Belalcázar en donde fue nombrado como fontanero municipal. A mi padre le fiaban hasta los telegramas que ponía a Bogotá cuando tenía que avisarme de algún giro de dinero cuando estudiaba allá. Quiero rendirle en esta ocasión un testimonio de amor y gratitud.

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2009-12-16   |   618 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 9 Núm.1. Junio 2009 Pags. 9-12 Arch Med Manizales 2009; 9(1)