Fragmento

El médico de los grandes centros hospitalarios en nuestro país debe estar comprometido con su vocación a la medicina institucional, a la atención al enfermo, a la enseñanza continua de las nuevas generaciones de médicos; a su obligación de estar al día y de superarse continuamente; a la proyección de las actividades y de los avances que se generan con su labor cotidiana, hacia todos los estudiosos y también a la población general mediante sus publicaciones. Con base en este planteamiento se propone que para cumplir cabalmente con tales compromisos, los médicos y los investigadores científicos deberían desempeñarse exclusivamente dentro de su centro de trabajo, en vez de ejercer su profesión durante la mitad del tiempo en el hospital y durante la otra mitad en su consulta privada, cuando no en oficios de otra índole. Esta forma en que viven y hemos vivido la gran mayoría de los médicos ha sido la norma en México por más de un siglo. Se trata de una herencia europea, originada en España, cuando México fue primero colonia y después, virreinato. Más tarde, aun siendo ya un país independiente, la influencia de la cultura y de la medicina de Francia fue muy clara en nuestro país, verosímilmente pocos años después de la llegada de las fuerzas expedicionarias francesas para apoyar la creación de una monarquía (1864-67). En 1864 un grupo de médicos, de ellos diez mexicanos, diez franceses, un alemán y un italiano, fundaron la Sección Médica de la Comisión Científica, Literaria y Artística de México, que fue la antecesora de la Academia Nacional de Medicina en 1873. Su primer presidente fue el médico francés Charles Albert Ehrmann.

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2010-01-18   |   1,013 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 30 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2009 Pags. 291-292 Acta Pediatr Méx 2009; 30(6)