Doctor Carlos Jaramillo

(1948-2009) 

Autores: Medina Astrid, Vergara Amador Enrique Manuel

Fragmento

A un gran maestro Cuando la vida nos brinda la oportunidad de compartir y aprender de alguien excepcional, de alguna manera ese “maestro” se convierte en una referencia que nos indica un camino a seguir. Cuando ese maestro se ausenta por su partida a otro plano de realidad, quedamos con la doble sensación de un vacío y una tristeza profunda, pero con una enorme gratitud con la vida por habernos dado la maravillosa oportunidad de conocerlo. Recordar al Dr. Carlos Jaramillo es reconocer la bondad y la generosidad que hay en la vida. Esa inclinación natural para hacer el bien, la facilidad para agradar y entender las necesidades de las personas en todo momento, su capacidad para ser directo pero considerado, su enorme sensibilidad que le permitía comprender de manera profunda a cada ser. Fuimos testigos de su trato mesurado, justo y ecuánime con sus semejantes en cualquier circunstancia. Conocimos su lealtad a sus principios y valores aún en momentos difíciles de su vida. Ni siquiera frente a esa dura última prueba que le dio la vida vimos algo distinto a su buen ánimo y hermoso carácter. Sus pacientes lo extrañan y lo lloran. El Dr. Jaramillo era capaz de crear un vínculo mágico con ellos. Qué gran privilegio fue poder aprender de él en la consulta, en cirugía, en las reuniones científicas, no solo de su conocimiento sino también de su trato amable y leal con sus colegas y con todas las personas que compartían su cotidiana labor. Quienes tuvimos la oportunidad de conocerlo como alumnos y luego como amigos y colegas recordaremos sus honestas palabras de aliento y entusiasmo frente a nuestras adversidades. Siempre dispuesto a escuchar, comprender y ayudar. Lo extrañamos pero sus huellas en nuestras vidas son imborrables y por ende su vida es eterna en nuestra memoria.

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2010-02-26   |   1,654 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.4. Diciembre 2009 Pags. 202-203 Rev Col de Or Tra 2009; 23(4)