Editorial

Autor: Triana Estrada Jorge

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La falta de aplicación de preceptos éticos en el ejercicio de la odontología, así como su ausencia en los currículos de las instituciones formadoras de profesionales de la salud bucal, ha generado mala práctica o deterioro de la imagen del odontólogo ante la sociedad. La odontología es una disciplina relativamente joven que nació como parte de la medicina, de la cual no se ha podido separar de forma adulta para conseguir un lugar como una ciencia autónoma y respetable. Tal vez, sigue arrastrando sus orígenes como una actividad técnico-artística que, en sus inicios, era practicada de forma elemental, principalmente por barberos y algunos médicos. Probablemente ha sido esta historia la que, hasta la fecha, le ha impedido crear la imagen y el estatus que le corresponde como parte de las ciencias médicas. No se ha considerado tan relevante la enseñanza de este tipo de valores dentro de una disciplina que ha sido identificada más con rasgos mercantiles y artesanales que morales. Tampoco se ha incorporado como parte fundamental en la formación de los recursos humanos que la eligen como medio de subsistencia económica, dejando de lado la responsabilidad que implica el trabajar directamente sobre “naturaleza viva”. Por otro lado, es el mismo profesional de la salud bucal quien desconoce su ámbito ético legal de responsabilidad, así como la manera en la que se encuentra inmerso en éste. Su compromiso no solamente es con la sociedad, sino que, en primera instancia, con él mismo como ser humano. A la falta de reconocimiento de nuestra profesión dentro de la medicina, tendríamos que agregar que, en muchos países, pareciera que carecemos de una identidad universalmente aceptada. Ya no sólo en diferentes países o regiones se designa al profesional de la salud bucal de diferente manera. Reforzando esta falta de identidad, la imagen que muchos tienen del dentista es la de aquel que sólo se dedica a “sacar y a tapar muelas”, restándole así todo el carácter científico a su formación. ¿Cómo nos gustaría que nos vieran nuestros pacientes? ¿Cómo nos gustaría llevar a cabo nuestro trabajo diario? ¿Qué clase de relación nos gustaría tener con nuestros colegas, con otros profesionales de la salud o con las mismas autoridades sanitarias? ¿Cómo se podría mejorar la atención odontológica en el ámbito institucional? Pero, para ello, se requiere voluntad y decisión, y un trabajo en conjunto donde participen activamente asociaciones, colegios, instituciones educativas y autoridades. En tanto no se unifiquen criterios y continúen prevaleciendo intereses personales y de grupo, la odontología seguirá perdiendo reconocimiento ante la sociedad, con el riesgo de que, en un futuro no muy lejano, se nos califique como charlatanes. Reflexionemos sobre la inutilidad de los esfuerzos aislados, aprendamos a trabajar en equipo. Dr. Jorge Triana Estrada Director de Estomatología • Dirección General de Calidad y Educación en Salud Subsecretaría de Integración y Desarrollo del Sector Salud • Secretaría de Salud

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2010-12-09   |   882 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 3 Núm.1. Enero 2011 Pags. 2 Rev Nal Odontol Méx 2011; 3(I)