Quemados, desgastados, cansados, exhaustos y hartos

Autor: Lifshitz Guinzberg Alberto

Fragmento

El personal de salud contemporáneo ha sido indebidamente ponderado entre dos extremos. Por un lado, es heredero de una tradición que lo identifica con un apostolado, un sacrificio permanente, una entrega continua a su alta misión, y que se recompensa tan sólo con la satisfacción del deber cumplido y de haber ayudado a sus semejantes. En la otra visión, se le ubica como un trabajador de la salud, un prestador de servicios, no muy diferente de cualquier otro empleado, con la responsabilidad de cumplir un contrato y un horario, con derecho a prestaciones de ley y con obligaciones laborales explícitas. De una parte, abnegación pura; de la otra, un obrero más. Por mucho tiempo se le ha escatimado su condición humana en el ejercicio profesional, pues si bien su vocación lo obliga a la práctica del humanismo y el humanitarismo, se le suele negar el derecho de tener imperfecciones personales, intereses, temores, deseos, ambiciones, afectos y pasiones.

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2011-02-21   |   725 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 45 Núm.5. Septiembre-Octubre 2007 Pags. 417-418 Rev Med Inst Mex Seguro Soc 2007; 45(5)