Algunas veces las oportunidades golpean nuestra puerta y raras veces pasamos por ellas. Esta fue mi experiencia con los transplantes. Los primeros dos transplantes de hígado en humanos se hicieron en 1963 cuando Yo era un residente de cirugía rotando por el Hospital de Veteranos de Denver, Colorado; ya que mucho de mi tiempo lo pasaba aplicando la nueva forma desarrollada de Reanimación Cardiopulmonar, decidí entrar a anestesia. Me uní al grupo de transplantes en 1965 al regresar de mi entrenamiento en Anestesia en Cleveland, no por alguna aptitud especial sino porque en ocasiones otros colegas eran renuentes a participar en cirugías tan prolongadas y complicadas. Fui designado al hospital National Jewish donde solamente se hacía un procedimiento torácico o cardiovascular diariamente, y así con el tiempo en mis manos, entré en un programa de Maestría en Farmacología Anestésica y comencé a trabajar en algunos estudios de transplantología en el laboratorio y algunos otros proyectos propios. Por algunas extrañas conexiones, pero más por casualidad, conocí que Thomas E. Starzl (figura 1), director del programa de transplantes, estaba interesado en reclutar un anestesiólogo que trabajara con el grupo. Me ofrecí voluntariamente para ese trabajo. Mi rango académico cambió de fellow a instructor.
2011-03-10 | 611 visitas | 10 valoraciones
Vol. 37 Núm.4. Noviembre-Enero 2010 Pags. 295-308 Rev col anest 2010; 37(4)