La travesía desde las amputaciones como pena corporal a los trasplantes de extremidad

Autores: Espinoza González Ricardo, Espinoza G Juan Pablo, Montellano V Felipe

Fragmento

Las penar corporales han formado parte de las penas impuestas por el hombre a otro hombre ante muy variadas condiciones desde épocas muy pretéritas. En la muy detallada relación que efectuó Zambrana sobre éstas, se reafirma la idea de que todos estos años físicos han tenido, en sus inicios, un claro carácter religioso; en palabras de la autora, “partiendo del delito como pecado, la pena tiene, en su origen, un carácter expiatorio”. Muchas veces se ejercían de manera colectiva, con un claro sentido social, como es el caso de las lapidaciones. Entendemos, sin embargo, que las penas corporales son aquellas modalidades que causan directamente un daño físico corporal sin buscar la muerte del individuo que las recibe. Todas ellas, sin embargo, llevan aparejado un daño psicológico, emocional y funcional que muchas veces puede ser, incluso, más grave que el solo daño físico. Las penas corporales pueden ser divididas en mutilaciones y azotes. Entre las primeras contamos con amputaciones, sean éstas de una extremidad o parte de ella, las castraciones, las enucleaciones oculares, la extirpación de la lengua, de la nariz o de las orejas.

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2011-04-04   |   712 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 63 Núm.2. Marzo-Abril 2011 Pags. 211-216 Rev Chil Cir 2011; 63(2)