Editorial

 

Autor: Klimenko Olena

Fragmento

La sociedad contemporánea, nombrada posmoderna, se distingue por sus ritmos acelerados, cambios constantes, interminable crecimiento económico, un consumo desaforado y competencia salvaje elevada al máximo nivel. Cada vez más aspectos de la vida pasan a ser evaluados por los indicadores de su “productividad”. En este orden de ideas, el problema de la “productividad intelectual” plantea preguntas ineludibles para cualquier comunidad académica. ¿Cuáles son los indicadores de esta productividad: la cantidad de artículos producidos o la calidad de cada uno? Desafortunadamente, en esta época de indicadores, las comunidades académicas pierden el espíritu de un pensamiento refl exivo que se despliega en un tiempo atemporal y no se somete a los ordenamientos administrativos, y se convierten en comunidades regidas por el ambiente de competencia por cantidad de producciones a costa de su calidad; de ejercicio del poder desplegado a partir de títulos que avalan una supuesta superioridad intelectual y de carrera por puntos en hoja de vida. Es preciso hacer el llamado a los investigadores y académicos a repensar los motivos de sus actividades profesionales, incluyendo el de la producción intelectual, y no olvidar que el asunto de la calidad nunca podrá ser reemplazado por la cantidad. El aporte real a la solución de problemáticas de la vida social e individual, refl exiones críticas que permiten elevar la conciencia contribuyendo de esta forma con los procesos de construcción de subjetividad individual y colectiva, ideas novedosas que permiten aportar caminos diferentes en los procesos de prevención e intervención, son aspectos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de establecer criterios para evaluar la productividad intelectual en una comunidad académica.

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2011-05-31   |   703 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.10. Enero-Junio 2010 Pags. 5-6 Pensando Psicología 2010; 6(10)