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Señor Editor La estimulación cardíaca (EC) ha presentado un desarrollo vertiginoso desde que ocurriera el primer implante de un marcapaso (MP) treinta años atrás en Villa Clara en el año 1978, entonces jóvenes cardiólogos asumían el difícil reto de convertir una técnica quirúrgica cruenta, caracterizada por toracotomίa e implante epicárdico del electrodo en una menos agresiva con disección de vena e implante endocárdico, esto constituiría un avance extraordinario si tomamos en cuenta que el procedimiento se simplificaba y disminuía considerablemente su morbimortalidad. En el pasado evento “Cardiocirugía 2007”, los profesores Dr. CM Carlos Martínez y Dr. Arturo Iturralde, en su magistral conferencia: “Cardiología y Cirugía Cardiovascular: pasado, presente y futuro” destacaban esto. Sin embargo, consideramos oportuno retomar el tema para destacar los avances experimentados en materia de EC desde entonces. Los primeros MP implantados eran monocamerales y fijos y no admitían la posibilidad de programación, lo cual constituía una seria limitación ya que no era posible modificar sus parámetros de funcionamiento en el contexto clínico, más allá del bloqueo aurículoventricular si este ocurría en un paciente isquémico o con insuficiencia cardiaca congestiva (ICC), si estaba totalmente dependiente o no, por tan solo citar dos ejemplos, curiosamente esto solo se podía realizar en los MP transitorios. Al introducir la función programable, en el año 1987, se produce un salto significativo en la calidad de atención al paciente con MP apareciendo así los primeros parámetros programables: modo de estimulación, frecuencia cardiaca y amplitud, que permitían ajustarlo a las situaciones clínicas antes descritas.

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2011-10-14   |   393 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.1. Enero-Marzo 2009 Pags. CorSalud 2009; 1(1)