Sr. Editor: Honestamente pienso que tengo una deuda con los colegas, conmigo mismo y sobre todo con mi hermano Ramiro Pereira Riverón. Si alguien debe hablar de él, ese soy yo, pero en realidad su partida me golpeó, como a todos nosotros. Pero para mí resultó algo muy grande, por nuestra amistad, los lazos de trabajo, los esfuerzos conjuntos por realizar un texto de la especialidad, por la hermandad que nos une, porque su ausencia física no significa que no esté junto a nosotros y además porque advertí, que en cualquier momento, por esas cosas de la vida y de los años, podemos integrar el pelotón de los que hay que recordar. Cuando alguien “parte” siempre todas las opiniones son positivas, nada fue malo a su paso. Pero en el caso de Ramiro eso fue una realidad, fue un revolucionario integro.
2012-02-27 | 864 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 2 Núm.1. Enero 2012 Pags. 96-97 Rev Cubana Neurol Neurocir 2012; 2(1)