Autores: Poletti Vázquez Eduardo David, Muñoz Fernández Luis
En pocos campos de la medicina –donde se cruza la actividad de varios especialistas– se da simultáneamente: la aparente paradoja de un intercambio de ideas y destrezas muy enriquecedoras, y una fuente de conflictos que afectan a los interesados y a sus pacientes. La práctica de la dermatología convoca a su vera a los expertos del mundo microscópico con la circunstancia de que, en el estudio histológico de la piel enferma, existen dos tipos de especialistas: los dermatopatólogos y los anatomopatólogos. En aras de la sencillez terminológica, a estos últimos los llamaremos simplemente patólogos. Si, en lugar de la superficie cutánea, se tratase de un juego de billar sobre el terso fieltro verde que cubre la mesa por la que se deslizan las esferas pulidas y brillantes, podríamos decir que la interacción entre dermatólogos, dermatopatólogos, y patólogos es una carambola de tres bandas.
2012-04-03 | 828 visitas | 1 valoraciones
Vol. 10 Núm.1. Enero-Marzo 2012 Pags. 63-64 Dermatología CMQ 2012; 10(1)