Principales neurotransmisores involucrados en la regulación del ciclo sueño-vigilia

Autores: Franco Pérez Javier, Ballesteros Zebadúa Paola, Custodio Verónica, Paz Carlos

Resumen

La actividad neuronal en el sistema nervioso central experimenta una gran variedad de cambios electrofisiológicos a lo largo del ciclo sueño-vigilia. Estos cambios son modulados por una compleja interacción entre múltiples sistemas neuroquímicamente distintos localizados a lo largo del cerebro. Dentro del tallo cerebral e hipotálamo existen varias poblaciones neuronales que promueven la vigilia mediante la acción de diferentes neurotransmisores como noradrenalina, serotonina, histamina y orexina. Estos sistemas actúan de manera conjunta en la generación y mantenimiento de la vigilia; sin embargo, aunque cada uno contribuye de manera única, ninguno de éstos parece ser absolutamente necesario, ya que la vigilia no se inhibe completamente en la ausencia de alguno de ellos. En contraste, neuronas localizadas en núcleos específicos del hipotálamo y el tallo cerebral están involucradas en la iniciación y mantenimiento del sueño. Estas neuronas contienen neurotransmisores como acetilcolina y GABA, las cuales proyectan y modulan la actividad de los núcleos involucrados en la regulación de la vigilia. Recientemente, se han propuesto modelos que establecen que el sueño es modulado por interruptores flip-flop, los cuales constituyen circuitos neuronales con características neuroquímicas diferentes y que interactúan regulando la iniciación y el mantenimiento de los diferentes estados del ciclo sueño-vigilia. Esta revisión se basa en estudios farmacológicos, electrofisiológicos y neuroquímicos con el objetivo de señalar y analizar los principales neurotransmisores y las estructuras cerebrales hasta ahora involucradas en la regulación de la vigilia y las diferentes etapas del sueño.

Palabras clave: Acetilcolina adenosina GABA histamina noradrenalina orexina serotonina sueño vigilia.

2012-07-26   |   32,703 visitas   |   4 valoraciones

Vol. 64 Núm.2. Marzo-Abril 2012 Pags. 182-191 Rev Invest Clin 2012; 64(2)