Sociedad Cubana de Cardiología:

75 años de vida 

Autor: Rivas Estany Eduardo

Fragmento

El sábado 11 de septiembre de 1937, ocho destacados cardiólogos cubanos de la época se reunieron en el departamento # 222, en el segundo piso del edificio conocido por “La Manzana de Gómez”, en La Habana Vieja, para fundar la Sociedad Cubana de Cardiología, eligiendo como su primer Presidente al Dr. José M. Martínez Cañas. Este fue un hecho trascendente en el ámbito médico nacional, si tenemos en cuenta que nuestra organización, además de haber sido de las primeras sociedades de especialidades clínicas creadas en Cuba, fue la tercera sociedad cardiológica fundada en Latinoamérica, luego de México y Argentina, ésta creada apenas seis meses antes, y la duodécima en el mundo. Ello nos evidencia la visión de futuro de estos eminentes profesionales cubanos que en una época en que la labor médica especializada en nuestro país se desarrollaba predominantemente de forma individual, decidieron agruparse para un mejor desarrollo del trabajo científico, académico y también asistencial de la Cardiología en Cuba, así como para lograr una mayor proyección internacional. El mérito y los nombres de estos cardiólogos cubanos ha quedado plasmado, además de en la página web de nuestra especialidad (www.sld.cu/sitios/cardiologia), en una tarja perecedera que ha sido ubicada en la pared predominante del Salón de Actos del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de La Habana, compartiendo el espacio con sendos lienzos con las imborrables figuras del “Libertador de América”, Simón Bolívar, y nuestro “Apóstol” José Martí. Todo esto confirma la importancia que en nuestro medio le hemos dado a este hecho relevante, que quedará inscrito de forma imperecedera en una tarja bronceada que oportunamente será ubicada en una de las principales entradas del edificio en que se originó este acto cardiológico histórico.

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2012-10-22   |   650 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.4. Octubre-Diciembre 2012 Pags. 177-178 Rev Cubana Cardiol 2012; 18(4)