Fragmento

También llamado malaria, es una de las infecciones parasitarias más importantes del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta de 250 a 500 millones de casos nuevos al año y por lo menos un millón de muertes; 90% ocurren en menores de cinco años, la mayoría en África, aunque también en América Latina. La morbilidad se encuentra asociada con especies fármaco-resistentes, de una de las cuatro especies de protozoarios del género Plasmodium, que se transmite a los seres humanos mediante un vector, el mosquito Anopheles hembra infectado. En el caso de México, la enfermedad se debe fundamentalmente a la especie Plasmodium vivax. Es la quinta causa de muerte por enfermedades infecciosas después de las respiratorias, VIH, diarrea y tuberculosis. La mortalidad depende de las condiciones clínicas del hospedero, que puede presentar edema cerebral, anemia intensa, insuficiencia renal, edema pulmonar agudo, hipoglucemia, sangrado y acidemia. El mosquito infectado inyecta parásitos móviles o esporozoítos al torrente sanguíneo del hospedero humano mientras se alimenta de sangre. Posteriormente, éstos invaden las células hepáticas en pocos minutos e inicia su multiplicación. Dos semanas después, las células infectadas del hígado se rompen y liberan miles de parásitos denominados merozoítos que, a su vez, invaden a los glóbulos rojos del torrente sanguíneo donde cursan nuevos ciclos de reproducción asexual invadiendo y destruyendo cantidades progresivas de glóbulos rojos, que dan lugar a las manifestaciones febriles periódicas cíclicas secundarias a la ruptura de eritrocitos parasitados con la liberación del pirógeno activador del síndrome febril patognomónico de la malaria con: escalofríos, hipertermia, sudoración y agotamiento continuo con ataques paroxísticos (P. falciparum), terciario (P. vivax y P. ovale), cuartano (P. malariae). Un pequeño gradiente de merozoítos, producto del desarrollo del ciclo esquizogónico sanguíneo del parásito, libera formas sexuales (gametocitos), masculinas (microgametocitos) y femeninas (macrogametocitos) desde las primeras semanas en el caso del P. vivax y dos semanas después en el caso de P. falciparum. Estas formas ingresan en el mosquito sano mientras se alimenta de la persona portadora del paludismo. Los gametocitos sexuales macho y hembra se fusionan (exflagelación del microgameto e invasión al microgameto) dentro de la cavidad intestinal del mosquito dando lugar al ciclo esporogónico del que resultan los esporozoítos, que invaden las glándulas salivales a través de las cuales se inicia nuevamente la trasmisión al picar a otro hospedero humano. Los parásitos de la especie P. vivax y P. ovale tienen la particular característica de permanecer en formas latentes (hypnozoítos) en las células del hígado durante un periodo que puede durar semanas, meses o años y reiniciar nuevos episodios de enfermedad, recaídas o ser fuente de trasmisión. Los periodos de incubación son distintos: para Plasmodium vivax, 13 a 17 días; Plasmodium falciparum, siete a 27 días; Plasmodium malariae, 23 a 69 días; Plasmodium ovale, 13 a 14 días; la duración del ciclo eritrocitario cuando se produce el parásito es distinta en cada uno: el del P. vivax es de 48 horas; P. malariae 72 horas; y el del P. ovale es de hasta 50 horas, en este caso se presenta el triple de la temperatura; por el P. falciparum y reporta una mortalidad más importante.

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2012-11-23   |   427 visitas   |   1 valoraciones

Vol. 35 Núm.417. Agosto 2012 Pags. 8, 10-11 Prescripción Médica 2012; 35(417)